El secretario de Defensa, Lloyd Austin, y los principales líderes militares del país, comparecen ante comités de ambas cámaras del Congreso para explicar la operación de evacuación de 17 días que marcó el fin de 20 años de guerra en ese país.

"Ninguna otra fuerza militar del mundo habría podido cumplir la misión" fueron las declaraciones iniciales de Austin al principio de la comparecencia en el Comité de Servicios Armados del Senado, en las que defendió la manera como se realizó el retiro, incluyendo el cierre de bases militares que algunos consideran que habría ayudado a garantizar una operación menos problemática.

En la continuación de la línea de la Casa Blanca para explicar cómo se produjo el súbito colapso del gobierno afgano aliado a Washington sin que los servicios de inteligencia pudiera anticiparlo, Austin afirmó que "no habíamos calculado el nivel de corrupción" en los altos mandos de las fuerzas afganas, las mismas que EEUU y sus aliados occidentales invirtieron años y miles de millones de dólares en entrenar y equipar.

Tras la declaración inicial del secretario de Defensa, el general Milley dio un recuento de las pérdidas sufridas por los militares estadounidenses en los 20 años que duró la guerra en Afganistán y aseguró a todos quienes vieron acción en el conflicto que "sus sacrificios importan", un mensaje a muchos veteranos frustrados por el resultado final de la aventura afgana.

"Estos fueron 10 años de múltiples administraciones. No un asunto de 19 meses o de 19 días", expresó Milley, asegurando que el grupo Talibán no cumplió ninguna de las condiciones pactadas en el acuerdo de Doha de febrero de 2020.

"Es obvio que la guerra en Afganistán no terminó de la manera que habríamos querido, ahora con el grupo Talibán en el poder", afirmó Milley, quien añadió que "no tiene ilusiones" sobre el comportamiento de los nuevos amos del poder en Kabul.

Pese a las expresiones de Austin y Milley, se espera que legisladores de ambos partidos les exigan duramente explicaciones a los máximos responsables del Pentágono no solo sobre la azarosa evacuación de militares, funcionarios diplomáticos y civiles estadounidenses de Kabul, sino también de los afganos con visado que permanecen todavía en aquel país que quedó bajo control del grupo Talibán.

Los republicanos acusan a la administración del presidente Joe Biden de haber mostrado incompetencia para conducir la retirada de 17 días, mientras que la mayoría de los demócratas sostienen que la forma apresurada en que el expresidente Donald Trump negoció el acuerdo de salida con los talibanes dejó poco margen a una operación más organizada.

La retirada se vio empañada por un ataque suicida a las puertas del aeropuerto de Kabul que mató a 13 militares estadounidenses y otras 160 personas. Fue el sangriento corolario de días en los que la terminal aérea se convirtió en tumultuosa antesala para miles de afganos que buscaban salir del país antes de que el Talibán controlara la capital, cosa que pasó antes de lo que el gobierno estadounidense decía esperar.

De todos los que comparecen ante los legisladores, se espera que sea el general Milley quien reciba el fuego de algunos republicanos, molestos con la revelación en un libro publicado el mes pasado, de que se comunicó con sus pares de China en los días finales del gobierno de Trump para evitar que el expresidente tomara alguna acción bélica contra el país asiático (su enemigo "favorito", en la retórica de su gobierno).

Un ataque injustificado

Austin, McKenzie y Milley probablemente deban dar razón a los congresistas de por qué no habilitaron más vuelos chárter para evacuar a los ciudadanos estadounidenses y los afganos con permiso de residencia en EEUU, o no hicieron más para ayudar a los que se quedaron varados fuera del aeropuerto mientras intentaban pasar los controles talibanes.

Un tema que será de referencia obligada en las audiencia es el ataque estadounidense con drones en Kabul el 29 de agosto, donde hubo 10 víctimas civiles, entre ellas siete niños.

El general Milley declaró en un principio que se trataba de un "un ataque justo", pero tras conocerse los informes sobre muertes de civiles, matizó sus palabras al adminitr tácitamente que habló demasiado pronto, y calificar el error de "desgarrador".

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Terreno 'minado' en el Congreso

Las audiencias con los principales responsables militares viene precedida por la amarga comparecencia a principios de este mes del secretario de Estado, Antony Blinken, quien recibió férreas críticas por parte de legisladores republicanos y demócratas por la operación en Afganistán.

El senador demócrata Bob Menéndez, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, destacó que los funcionarios de Biden como los de Trump habían "mentido" al Congreso sobre la rapidez con la que los talibanes podrían tomar el control.

"Señor secretario, la ejecución de la retirada de Estados Unidos fue clara y fatalmente defectuosa", aseguró Menéndez.

En un mensaje desde la Casa Blanca a finales del mes pasado, el presidente Biden catalogó como “un éxito extraordinario” la evacuación de unas 125,000 personas durante aquellas dos desastrosas semanas tras la intempestiva toma de Kabul por los talibanes.

"No iba a extender esta guerra por siempre", subrayó Biden en aquella transmisión. Las opciones eran "retirarse o aumentar la presencia militar", acotó.

Es posible que los altos responsables militares afronten en el Congreso un escenario menos combativo del que le tocó a Blinken, ya que los republicanos consideran que el Pentágono alertó a los asesores de Biden sobre las consecuencias de una salida precipitada y completa.

Uno de los que manifestó su oposición a la retirada total fue el excomandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, general Austin "Scott" Miller. Así lo hizo saber al Comité de Servicios Armados del Senado y a los generales Austin, Milley y McKenzie a principios de este año.

Se espera que los congresistas pregunten a los responsables de Defensa sobre nuevos planes para hacer frente a amenazas terroristas, tras la retirada de Afganistán.

Milley frente a sus críticos republicanos

Más allás del asunto relativo a la retirada de tropas de Afganistán, el general Milley se encontrará en el Congreso con algunos de sus críticos republicanos más fervientes, que lo acusan de fracturar el control civil de las fuerzas armadas al incurrir en una aparente insubordinación ante el anterior comandante en jefe.

En el libro "Peril", escrito por los periodistas Bob Woodward y Robert Costa, que salió a la venta el mes pasado, se incluye una declaración de Milley según la cual en enero, siendo jefe del Estado Mayor Conjunto, había tomado medidas por si el entonces presidente Trump intentaba lanzar un ataque nuclear, e incluso contactó a China para evitar un conflicto armado con ese país.

De acuerdo con el libro, en una llamada telefónica el 30 de octubre, cuatro día antes de las elecciones en las que salió derrotado Trump, el general Milley llamó al general Li Zuocheng, del Ejército Popular de Liberación, para garantizarle que que Estados Unidos no los atacaría.


Según la versión recogida en el mencionado libro, Milley volvió a llamar a Li el 8 de enero, solo dos días después del asalto al Capitolio por parte de seguidores de Trump que intentaban impedir que el colegio electoral declarase la victoria de Biden, para asegurarle que "el gobierno estadounidense es estable y que todo va a estar bien”.

"No vamos a atacar ni realizar ninguna operación en su contra". "Si vamos a atacar, los llamaré con anticipación. No será una sorpresa", dijo Milley.

Esta sábado por la noche, en un mitin en Georgia, el expresidente Trump calificó de "estúpido" al general Milley. El senador republicano Marco Rubio considera la llamada del oficial como una "filtración traidora" al Partido Comunista Chino, según reporta CNN.

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