La solución para esquivar el default es que los congresistas permitan elevar o suspender el nivel máximo de endeudamiento del gobierno federal, lo que se conoce como el techo de la deuda.

La solución para esquivar el default es que los congresistas permitan elevar o suspender el nivel máximo de endeudamiento del gobierno federal, lo que se conoce como el techo o límite de la deuda.

Hasta ahora, todos los republicanos en el Senado han votado en contra de elevar el techo. Durante el gobierno de Donald Trump, los congresistas demócratas, entonces en la oposición, permitieron en tres oportunidades elevarlo o suspenderlo y así evitar los impagos.

Estados Unidos tocó ese 'techo' a inicios de agosto y, desde entonces, el Departamento del Tesoro ha 'ahorrado' de un lado y otro para evitar quedarse sin dinero.

"Ahora estimamos que el Tesoro probablemente agote sus medidas extraordinarias para el 18 de octubre si el Congreso no actúa para elevar o suspender el límite de endeudamiento", escribió Yellen en su nueva carta. "En ese momento, el Tesoro se quedaría con recursos muy limitados que se acabarán rápidamente", alertó.


La jefa de las finanzas del país puso el 18 de octubre como fecha más probable, tomando en consideración los pagos de impuestos que los contribuyentes y negocios hicieron a mediados de septiembre. Pero aclaró que eso puede variar, pues el flujo de efectivo del gobierno promedia unos $50,000 millones por día pero ha llegado a superar los $300,000 millones.

El dilema de a quién se le pagaría primero

En su llamado, Yellen también reiteró que no se debe poner en riesgo el crédito de Estados Unidos.

"Sabemos por pujas previas con el límite de endeudamiento que esperar hasta el último minuto puede causar un daño serio a la confianza de los empresarios y consumidores, elevar el costo de los préstamos e impactar negativamente en la calificación crediticia de Estados Unidos por los años venideros", agregó.

Eso fue lo que ocurrió en el verano del 2011 cuando la agencia Standard & Poor's le quitó la calificación AAA —la más alta y codiciada por los países— a los bonos del Tesoro estadounidense.

Lo que suceda después de que Estados Unidos se quede sin dinero es terreno desconocido hasta para los economistas que siguen de cerca los indicadores macroeconómicos.

Mark Zandi, economista principal de Moody's Analytics y uno de los expertos más citados en este tema, explicó en un análisis que hay un debate sobre si es legal o no que el gobierno pague primero a los tenedores de sus bonos que a los beneficiarios del Seguro Social, por ejemplo. Si se cumple la fecha del 18 de octubre estimada por la secretaria del Tesoro, dos días después, el gobierno tiene que emitir cheques por unos $20,000 millones para los jubilados.

E incluso si el gobierno opta por pagarle primero a los inversores que han comprado su deuda, la incertidumbre generada por esta situación no evitaría que Estados Unidos deba eventualmente pagar más intereses por su deuda, dijo Zandi.

"Eso no impedirá que los inversores demanden una tasa de interés mucho más alta por la incertidumbre legal y la posibilidad de que no se les pague a tiempo en el futuro (...) Es razonable que esos inversores, especialmente los extranjeros, pregunten por cuánto tiempo el Congreso permitirá que se les pague a ellos antes que a los jubilados estadounidenses, los militares o incluso la factura de electricidad del gobierno federal", escribió el economista.


Y, si la pelea política se prolonga en Washington, el impacto será "devastador" para la recuperación económica tras el golpe de la pandemia del covid-19, anticipó.

Significará demorar por semanas los pagos por unos $80,000 millones que se supone salgan el 1 de noviembre para los beneficiarios del Seguro Social, veteranos y militares en servicio. Si llega el fin de ese mes y la situación sigue sin destrabarse, el gobierno tendrá que recortar su gasto en $200,000 millones, lo que equivale al 10% del Producto Interno Bruto, estimó.

"El escenario económico es como el de un cataclismo (...) la desaceleración será comparable a la de la crisis financiera (de 2008)", acotó. Y "debido a que los bonos del Tesoro ya no serán una inversión sin riesgo, las futuras generaciones en Estados Unidos deberán pagar un precio económico alto".

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