Boeing está investigando dos botellas de tequila vacías pequeñas que se encontraron en uno de los aviones que servirán como Air Force One.

(CNN) -- Beber alcohol y construir aviones no van bien juntos. Es por eso que, según reportes, Boeing está investigando dos botellas de tequila vacías pequeñas que se encontraron en uno de los aviones que servirán como el próximo Air Force One.

El avión es uno de los dos jumbos 747 que se están modificando para satisfacer las necesidades para transportar de manera segura al presidente de Estados Unidos y su personal. Aunque no es una gran parte del negocio de Boeing, se trata de un proyecto "halo" de alto perfil que es importante para mejorar la reputación maltrecha de la empresa. Lo último que necesita Boeing es una preocupación relacionada con el futuro avión del presidente.

The Wall Street Journal informó el lunes sobre la investigación de las botellas de tequila. El avión está siendo modificado en una instalación de Boeing en San Antonio, y el alcohol está prohibido en todas las fábricas de la compañía.

Boeing no confirmó ni negó el informe. Lo único que dijo fue: "Este es un asunto vinculado al personal y por razones contractuales no podemos hacer más comentarios".

Boeing firmó un contrato con el Gobierno para modificar los dos aviones en 2018. El acuerdo le costará a los contribuyentes US$ 3.900 millones.

"Boeing informó a la Fuerza Aérea de un asunto de personal relacionado con el programa VC-25B", dijo Ann Stefanik, jefa de operaciones de medios de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Ese es el nombre que usa Boeing para el proyecto de construcción, ya que el avión solo recibe la designación de Air Force One cuando el presidente está a bordo.

"No hay ningún impacto en los esfuerzos en curso de modificación de los dos aviones", agregó Stefanik. La Fuerza Aérea "monitorea de cerca la calidad de la producción y responsabiliza a Boeing de garantizar que el programa VC-25B cumpla con los requisitos estrictos de control de calidad".

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Esta no sería una buena noticia para Boeing en ningún momento, pero es especialmente mala ahora.

La reputación del fabricante de aviones en cuanto a la calidad de su trabajo se ha visto gravemente dañada en los últimos años por numerosos problemas. Entre ellos se destacan los del 737 Max, que estuvo en tierra durante 20 meses después de dos accidentes fatales que mataron a 346 personas. Los problemas con el Max le han costado a la empresa más de US$ 20.000 millones.

Y en marzo de 2019, pocos días después del segundo accidente del 737 Max, el principal funcionario de adquisiciones de la Fuerza Aérea dijo que Boeing tenía una "situación grave" con inspecciones defectuosas del avión cisterna que construyó para la Fuerza Aérea cuando se encontraron basura y herramientas en algunos aviones después de que fueron entregados.

Once meses después, Boeing reveló que había encontrado elementos similares en los tanques de combustible de varios aviones 737 Max que habían estado almacenados mientras permanecieron en tierra. Y un par de meses después, The New York Times informó sobre otros problemas de calidad en una fábrica de Boeing en Carolina del Sur que construye el avión de fuselaje ancho 787 Dreamliner.

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Boeing negó que hubiera un problema en la fábrica de Carolina del Sur. Pero más tarde en 2020, la compañía se vio obligada a recomendar que se aterrizaran temporalmente algunos de los 787 para inspeccionar y reparar partes del fuselaje. Y en julio de este año nuevamente se vio obligado a detener las entregas del avión por preocupaciones adicionales sobre problemas de control de calidad.

Por otra parte, la investigación de la botella de tequila sobre la que se reportó no es el primer problema con el proyecto Air Force One de Boeing.

Inicialmente, los aviones debían entregarse en 2024. Sin embargo, este año más temprano Boeing reveló que buscaba retrasar la entrega aproximadamente un año y que probablemente pediría más dinero como resultado. Boeing citó tanto los retrasos relacionados con la pandemia como el despido de un subcontratista ahora en quiebra que había estado haciendo gran parte del trabajo dentro de los aviones.

Ellie Kaufman de CNN contribuyó a este informe.


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