Los demócratas anulan una ayuda a Israel para elevar el techo de la deuda y evitar la cesación de pagos del Gobierno federal
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, este lunes en el Capitolio, en Washington.
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, este lunes en el Capitolio, en Washington.J. Scott Applewhite / AP

Una tormenta perfecta se cierne sobre el Congreso de EE UU. La batalla política sobre el techo de la deuda y la carrera contra reloj para elevarlo y evitar así un default han tenido consecuencias insospechadas, como la retirada de una provisión de mil millones de dólares prometidos a Israel para reforzar y modernizar el sistema antimisiles Cúpula de Hierro. Fue el compromiso que el primer ministro israelí, Naftali Bennet, se llevó de la Casa Blanca tras su primera visita oficial al presidente Joe Biden, a finales de agosto.

Forzados a recortar el presupuesto por las críticas de la oposición republicana, los demócratas de la Cámara han eliminado esta disposición, incluida originalmente en un proyecto de ley para mantener al Gobierno federal financiado hasta el 3 de diciembre, y suspendido el límite de deuda que habría asignado esa ayuda a Israel. La Cámara ha aprobado este martes el proyecto de ley, que ahora debe pasar al Senado, donde enfrentará el rechazo de la oposición republicana. Si no sale adelante, la primera potencia mundial puede quedar sin fondos a primeros de octubre, lo que tendría consecuencias muy graves para la propia economía norteamericana, pero también para la mundial.

El techo de la deuda es la cantidad de deuda a partir de la cual el país ya no puede emitir nuevos préstamos para financiarse, lo que le impide satisfacer sus pagos. No es lo mismo que el shutdown, o cierre de la Administración -la suspensión de servicios de la Administración federal cuando el Congreso no logra un acuerdo sobre su presupuesto-, pero este año coinciden, para dar un nuevo quebradero de cabeza a Biden. La fecha límite para alcanzar un acuerdo presupuestario es el próximo 30 de septiembre. Cabe recordar que la propuesta de presupuesto de la Administración de Biden es ambiciosa, en torno a los seis billones de dólares.

Por eso la actividad del Congreso de EE UU es frenética estos días. Para evitar el cierre de la Administración, que paraliza prácticamente todos los servicios públicos, la Cámara ha adoptado hoy “una ley para financiar al Gobierno federal hasta diciembre”, como había propuesto este lunes la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara. Este proyecto de ley contempla también suspender el techo de la deuda “hasta diciembre de 2022”.

El ajuste del techo de la deuda pretende satisfacer las obligaciones comprometidas por el Gobierno federal, como el plan de ayuda bipartito contra la covid-19 adoptado en diciembre de 2020, aún bajo el mandato de Donald Trump, así como los pagos periódicos a los beneficiarios de la seguridad social y a los veteranos, ha recordado Pelosi. Es decir, garantizar una financiación vital para mantener a flote a millones de estadounidenses. El Congreso es la única instancia autorizada para ajustar el techo de la deuda.

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Ni siquiera ganando tiempo con estos ajustes, los demócratas tienen garantizado el apoyo de la oposición republicana a los colosales planes de infraestructura y cobertura social de la Administración de Biden. El rechazo de los republicanos a un desembolso de 3,5 billones de dólares para financiar ambiciosos programas sociales no es el único obstáculo que enfrentan los demócratas; también la oposición de algunos correligionarios a lo que consideran un dispendio, por temor a que se dispare el déficit o rechazo a un aumento de impuestos a las rentas más altas. Ni siquiera mediante el procedimiento conocido como “reconciliación” -que salva la preceptiva mayoría de dos tercios en el Senado- ven factible sacar adelante el proyecto de ley si persiste la oposición no sólo de los republicanos, sino de los demócratas más moderados.

Con las negociaciones estancadas, la fecha límite del 30 de septiembre resulta cada vez más acuciante. Para convencer a propios y ajenos, la Administración de Biden recuerda una y otra vez que el techo de la deuda concierne a los gastos ya aprobados, incluidos algunos heredados de la Administración precedente, como el segundo plan de rescate pandémico, y no a los futuros. Pero de momento el primer perjudicado directo es el primer ministro de Israel, que ve evaporarse los mil millones de dólares prometidos para modernizar la Cúpula de Hierro. La cancelación de la ayuda obedece a las presiones de la facción más progresista de los demócratas, según fuentes citadas por el portal The Hill, y ha disgustado a los más moderados o centristas, que consideran la Cúpula de Hierro “protege a los civiles israelíes de ataques terroristas”, consideran las mismas fuentes. La fisura entre las dos almas del partido en el gobierno, de nuevo expuesta.

Washington ha reiterado el riesgo de “una crisis financiera histórica” si no se logra un acuerdo, pues EE UU sería incapaz de honrar sus compromisos financieros a partir de mediados de octubre. En el mismo sentido se ha manifestado la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en un artículo de opinión publicado el lunes en el diario The Wall Street Journal, en el que evoca un panorama eventualmente apocalíptico, con las tasas de interés al alza, desplome de la Bolsa, soldados y jubilados sin ingresos y la destrucción de millones de puestos de trabajo. En suma, una recesión en ciernes en EE UU. La responsable de Economía del Ejecutivo de Biden ha alertado asimismo de las consecuencias que ello tendría para la economía mundial, cuando intenta superar el impacto recesivo de la pandemia.

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