Según la ONU, el 10% de los fármacos que se venden en el mercado son de baja calidad

Suele ser habitual que las personas confíen ciegamente a la hora de ingerir medicamentos, pero esto suele ser más fiable solo en los casos de aquellos países que pertenecen al primer mundo.

Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que un 10% de la medicina que se vende en países en vías de desarrollo son de baja calidad e incluso falsificaciones. Es por eso que se hizo insistió en la importancia de mejorar el sistema de detección y control en cuanto a la venta de fármacos.

La identificación de los medicamentos originales se puede encontrar en el envase, la cual es única, factor que impide la entrada de posibles falsificaciones en la cadena de suministro legal. De esta manera es poco probable que una medicina adulterada o de riesgo llegue a manos de la población.

Existen dos herramientas claves para detectar aquellos productos que han sido alterados. La primera es un identificador con un código de verificación bidimensional que contiene veinte caracteres generados de manera aleatoria, además de que el envase lleva el número de lote y la fecha de caducida. La segunda es un sistema de antimanipulación que garantiza que el envase no se ha abierto desde que se produce hasta que se vende en los establecimientos de insumos médicos.

Estos métodos han sido eficaces gracias al trabajo conjunto de comercializadores, distribuidores, farmacias y hospitales privados. De esta forma se contabilizó que 2.700 millones de medicamentos tenían identificadores únicos, más de 750 millones de envases habían sido verificados y más de 500 millones de fármacos fueron sacados del mercado por sus irregularidades.

Gracias a la digitalización, el sistema de identificación puede realizar un seguimiento en todas las etapas de la evolución del medicamento, es decir, son dos grandes aliados que funcionan a la perfección para evitar consecuencias graves.

A pesar de las normas estatales y de las organizaciones internacionales, existen empresas que se dedican a desarrollar herramientas para mejorar, aún más, la detección de fraudes. Una de ellas es SICPA, una compañía suiza que creó una etiqueta que permite determinar las copias a través de identificar los plásticos utilizados para los dispositivos médicos.

Según la empresa suiza, estos falsos medicamentos son los responsables que 700.000 personas mueran a causa de la malaria y la tuberculosis.

Y en época de pandemia, las falsificaciones han llegado tanto a las pruebas diagnósticas como al Certificado Covid Digital Europeo. Por eso, SICPA confiesa que actualmente estos procedimientos son más necesarios que nunca, cuando de estas dos herramientas depende la propagación del coronavirus.

"Estamos asesorando a Gobiernos y autoridades para prevenir la falsificación del pasaporte y de los tests del coronavirus" señaló el director de Desarrollo de Negocio de SICPA. Además añadió que "se deberían implantar medidas robustas para evitar estos fraudes".


Continuar en Deia