Con un polémico gol de Kylian Mbappé, el conjunto de Luis Enrique sucumbió en la Final de la Nations League ante Francia.

Un gol polémico de Mbappé, validado por el VAR pareciendo fuera de juego, en el dramático minuto 81 de partido. Eso le valió a Francia para conquistar la Nations League y a España para, en su primera final desde 2013, mostrar que puede plantarle cara a cualquiera.

El gol de Oyarzabal hizo soñar con la gloria a la Roja, la respuesta inmediata de Benzema le devolvió a la tierra... Y el golpe final de Mbappé, protestado inútilmente por los hispanos, sentenció.

La España del futuro tiene presente. La Francia del presente es tan excepcional como individual. Un grupo de jugadores sobresalientes, encabezados por Mbappé, acompañado de Benzema, con la colaboración de un Griezmann que con la zamarra de los Bleus se multiplica y empujados por un Pogba que, como el colchonero, ofrece casi siempre más rendimiento con la selección que con el Manchester United. Francia se llevó la Nations League en una final que hizo honor a la grandeza que la UEFA quiere darle a este torneo de nuevo cuño.

Un partido soberbio que mostró la personalidad innegociable con que ha dotado Luis Enrique a la Roja enfrentado a la electricidad vertical y rapidísima de los Bleus, que se vieron intimidados por el gusto futbolístico del equipo hispano, siempre de cara, nunca acobardado y menos aún intimidado por la cita, el escenario ni el rival.

A Francia da la sensación que, en el fondo, le importa entre poco y nada mostrar una imagen compacta porque se basta con los golpes de genio de sus cracks. Benzema anotó un gol sobresaliente cuando apenas llevaba un minuto por delante España y Mbappé resolvió con una llegada eléctrica que, pareciendo fuera de juego, no ocultó el despiste de novato protagonizado por un Éric García notable en conjunto pero desnudado en un suspiro.

Acabó la final siendo una oda al desespero. Con los españoles volcados en busca de un empate que merecieron sin perder nunca la personalidad. Conduciendo el balón con una sobriedad que obligó a la campeona del mundo a defenderse de cualquier manera. Sin un plan establecido, los franceses se refugiaron en la contundencia de Upamecano, de Pogba y de todos sus compañeros buscando un balón que era español.

No pudo España forzar la prórroga, menos aún consumar la remontada imposible, y se quedó con la miel en los labios, con un remate de Yeremi en el último suspiro que salvó Lloris para dar a Francia el título... Y a España el orgullo y optimismo de lo que tiene por delante.

Fuente: espndeportes.espn.com