El ritmo de vacunación contra el COVID-19 en el condado de Los Ángeles es tan lento que existe el riesgo de que se produzca un 'ciclo de oleadas recurrentes cada pocos meses', advierte la directora de salud pública del condado.

El ritmo de las vacunaciones contra COVID-19 en Los Ángeles es tan lento que existe el riesgo de un “ciclo de repetidos aumentos imprevistos de contagios en pocos meses”, advierte la directora de salud pública del condado.

Hubo un incremento en las inoculaciones a fines de julio y principios de agosto, a medida que los efectos del aumento de la variante Delta se hicieron evidentes, pero ese ascenso en las vacunas semanales ha comenzado a desvanecerse, según datos del Departamento de Salud Pública del condado.

“Para evitar un ciclo de incrementos repetidos en pocos meses, necesitaremos ver un aumento significativo en la cobertura de vacunación”, señaló la directora de salud pública, Barbara Ferrer, mientras hacía comentarios al presentar una próxima orden de salud para exigir prueba de inoculación para clientes en bares, bodegas, cervecerías, clubes nocturnos y salones en todo el condado.

First doses administered weekly in L.A. County
(Los Angeles County Department of Public Health)

En el condado de Los Ángeles, el 75.7% de los residentes mayores de 12 años han recibido al menos una dosis del antígeno, mientras que el 66.9% de los habitantes de todas las edades han recibido al menos una inyección y el 59.3% están completamente inoculados.

El Dr. George Rutherford, epidemiólogo de UC San Francisco y experto en enfermedades infecciosas, ha estimado que una comunidad necesitaría vacunar al 84% de la población contra el COVID-19 para alcanzar la “inmunidad colectiva”, que ocurre cuando las personas tienen la protección suficiente para interrumpir la transmisión sostenida de la enfermedad. La inmunidad se puede obtener no solo mediante la inoculación, sino también sobreviviendo a una infección.

“Se necesitarán cantidades sustanciales de vacunación pediátrica para llegar allí”, indicó Rutherford en un foro reciente del campus.

El hecho de que la variante Delta sea mucho más infecciosa que las cepas anteriores significa que “va a requerir que más personas se inoculen” para alcanzar la inmunidad colectiva, informó Ferrer recientemente a la Junta de Supervisores.

Aunque Los Ángeles ha informado reducciones recientes en los casos semanales de coronavirus y las hospitalizaciones, el hecho de que California haya soportado cuatro oleadas demuestra que “este virus tiene una naturaleza recurrente. Y mientras tengamos un gran número de personas no vacunadas aquí en el condado, estamos a merced de la naturaleza cíclica” de la pandemia, señaló Ferrer.

“Nos condenamos, de alguna manera, a otro aumento potencial a finales de octubre, noviembre y diciembre, cuando las condiciones realmente favorezcan la replicación del virus del COVID-19, si no somos realmente diligentes ahora y tomamos algunas acciones que reduzcan el riesgo de exposición”, puntualizó. “Si se inocula a más personas, tendremos mucha menos transmisión”.

Un modelo reciente de la USC sugirió que, si todos en Los Ángeles hubieran sido vacunados este verano, en lugar de las más de 900 muertes registradas entre el 1 de junio y el 1 de septiembre, el condado habría reportado 80 fallecimientos. Por el contrario, si nadie estuviera vacunado, el modelo sugirió que se habrían producido 13.000 decesos en ese tiempo.

Los datos “continúan ilustrando para todos nosotros lo importante que es incrementar nuestras tasas de cobertura de inoculaciones”, señaló Ferrer.

La vacunación proporciona una protección significativa contra la infección, la hospitalización y la muerte. De los cientos de personas admitidas en el sistema de nosocomios públicos del condado de Los Ángeles, desde el 15 de junio por un diagnóstico relacionado principalmente con COVID-19, el 93% no ha sido inoculada.

Pero el aumento en curso también ha amenazado a las personas completamente vacunadas, incluidas aquellas con un sistema inmunológico débil que, incluso si están inoculadas, no producen una respuesta inmune fuerte para luchar contra una infección por coronavirus.

El sistema de hospitales públicos del condado informó recientemente sobre la primera muerte de un paciente que había sido completamente vacunado. El paciente tenía 67 años y estaba tomando medicamentos que inhibían el sistema inmunológico debido a una afección médica subyacente grave.

“También pediría a todos los que permanecen sin ser inoculados que reconozcan el papel que desempeña su decisión en el mantenimiento de la circulación del virus entre nuestras comunidades y en poner en riesgo a pacientes como este”, señaló la Dra. Christina Ghaly, directora de servicios de salud de Los Ángeles.

Los expertos en salud han sugerido que se implementen requisitos de vacunas para ingresar a lugares públicos, o como condición de empleo para que Estados Unidos supere la peor pandemia que el mundo haya visto en un siglo.

San Francisco y Berkeley requieren que los clientes de 12 años o más que se encuentren en restaurantes, bares y gimnasios bajo techo muestren la tarjeta de inoculación contra COVID-19. El condado de Contra Costa, el tercero más poblado del Área de la Bahía, ha ordenado a los clientes de esos negocios que muestren un comprobante de vacunación o un resultado reciente negativo de una prueba de coronavirus. Palm Springs, así como la vecina Cathedral City, han ordenado a las personas mayores de 12 años que presenten una evidencia de la vacunación contra COVID-19 o una prueba reciente y negativa de coronavirus para ingresar a restaurantes y bares interiores.

West Hollywood, el 11 de octubre, requerirá que los clientes mayores de 18 años muestren pruebas de que están completamente inoculados para ingresar a restaurantes, bares, clubes, teatros y gimnasios bajo techo, así como a establecimientos de cuidado personal, incluidas peluquerías, salones de uñas y servicios de bronceado.

La Ciudad de Nueva York requiere que las personas mayores de 12 años demuestren que han recibido al menos una dosis del antígeno para ingresar a restaurantes, bares, clubes nocturnos, cafeterías, gimnasios, cines, museos, estadios deportivos, centros de convenciones y boliches bajo techo.

En Hawái, varios hoteles y complejos turísticos comenzarán a exigir a los clientes que muestren prueba de inoculación completa para ingresar, y no permitirán la entrada a personas no vacunadas, incluso si tienen evidencia de una prueba negativa reciente, informó Associated Press. Honolulu y toda la isla de Oahu comenzaron esta semana a requerir un comprobante de inoculación o una prueba de coronavirus negativa reciente, realizada en las últimas 48 horas, para ingresar a restaurantes, bares, gimnasios interiores y entornos de entretenimiento, así como de recreación.

El senador estatal Josh Newman (demócrata de Fullerton) indicó en una conferencia de prensa reciente que será importante aumentar el costo social de permanecer sin vacunarse. Newman relató recientemente su conversación con el gerente de un centro de distribución de comestibles que luchó para alentar a algunos de sus empleados a ser inoculados.

Luego, en una sorpresa, uno de ellos se vacunó. ¿La razón? La esposa del trabajador quería ir a Hawái y la pareja tuvo que recibir una inyección para ingresar al hotel.

“El nivel de cohesión social que es necesario para llegar a algo como la inmunidad colectiva ha sido realmente un desafío. Así que tenemos que hacer todo lo posible para alcanzar ese punto”, señaló Newman.

Será especialmente importante que las personas se inocularan contra la gripe este otoño, además de asegurarse de que estén completamente inmunizadas contra el COVID-19, enfatizaron los funcionarios de salud. Los expertos temen una “doble epidemia” de gripe y coronavirus este otoño e invierno, un riesgo que es mayor si muy pocas personas se vacunaran contra estos virus.

“Dé un respiro a sus enfermeras, médicos y sistema de salud: vacúnese”, indicó Bruce Barton, director de manejo de emergencias del condado de Riverside. Grandes extensiones de California están sufriendo una escasez de enfermeras, y las tasas más altas de inoculación contra la gripe y COVID-19 aliviarán la tensión potencial en los nosocomios, más adelante en el otoño.

“Si algo me preocupa más cuando se trata de nuestro sistema de atención médica, es esa dotación de personal”, señaló Barton.

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