Los rabietas son algo normal durante la niñez. Entre el primer y el cuarto año, casi todos los niños tienen rabietas. Se trata de comportamientos o arrebatos

Los rabietas son algo normal durante la niñez. Entre el primer y el cuarto año, casi todos los niños tienen rabietas. Se trata de comportamientos o arrebatos emocionales perturbadores o desagradables, que se presentan con frecuencia en respuesta a deseos o necesidades insatisfechas.

Las rabietas tienen mayor probabilidad de presentarse en niños pequeños o en alguien que no pueda expresar sus necesidades o controlar sus emociones cuando está frustrado.

Entre los 18 meses y los 3 años

Las rabietas son habituales entre los 18 meses y los 3 años. Se producen por el enfrentamiento entre el deseo de independencia del niño y las limitaciones del entorno (los adultos y el lenguaje), de acuerdo con la Asociación Española de Pediatría (Aeped).

Estos son los signos más habituales en una rabieta: llantos, pataletas, gritos y otras demostraciones de frustración o ira que el niño es incapaz de controlar, además de sentirse frustrado cuando los demás no le conceden lo que quiere de forma inmediata o no le dejan hacer lo que quiere.

Los pediatras españoles recuerdan que quien peor lo pasa durante la rabieta es el niño ya que se da cuenta de que pierde totalmente el control, se asusta y después teme que sus padres hayan dejado de quererle por lo que ha hecho. Por eso, hay que intentar entender los motivos que desencadenan la rabieta y las emociones que el niño siente y por eso hay que expresarle cariño cuando ha cedido.

Qué hacer con una rabieta

Para manejarnos mejor en estas situaciones, la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y el Royal College of Psychiatrists, el colegio de psiquiatras de Reino Unido, han elaborado un manual con algunos consejos.

Los padres bien saben que los llantos y chillidos pueden ser muy intensos. Eso puede derivar en enfado y vergüenza, porque puede haber mucha gente alrededor. Sin embargo, hay que recordar que el que los niños aprendan a manejar sus sentimientos es algo normal y parte del proceso de hacerse mayor.

Durante la rabieta, tampoco hay que alarmarse. Lo más importante es que permanecer tranquilo. Simplemente hay que recordar que es algo normal, que a muchos padres les pasas.

Según estos especialistas, una de las soluciones es distraerles. “Si estás en una situación donde sabes que es probable que haya una rabieta, puede que seas capaz de evitarla si distraes a tu hijo; por ejemplo, enseñándole el coche rojo que pasa por la calle, riéndote de esa cara graciosa que hay en el escaparate o dándole su juguete preferido para que juegue”, pone de ejemplo la SEP.

Otro consejo: prestar atención a cualquier buena conducta. En cuanto veamos cualquier signo de que se está calmando, por ejemplo, que para de chillar, debemos decírselo y reconocérselo. Le demostraremos entonces, según estos expertos, cariño y admiración.

Otros trucos para evitar las rabietas

Las rabietas a menudo se dan en situaciones predecibles. Los niños no saben esperar. Desde la SEP, ofrecen algunos trucos para evitarlas:

1. Lleva sus juguetes o libros preferidos.

2. Guardando sus galletas preferidas donde no las vea, en lugar de a su alcance.

3. El niño puede ser especialmente difícil en momentos determinados del día. Eso se puede solucionar con planes alternativos como una siesta en lugar de que esté despierto todo el día o tomar un aperitivo antes de tener que esperar a la merienda.

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Fuente: mundodeportivo.com