Vacuna Covid: cómo se explica el exitoso modelo de Chile y las diferencias con Argentina

12 Mar 2021 19:51 GMT

Del otro lado de la cordillera, vacunaron a casi un 30% de la población y acá no llegamos al 4%. Confianza, estrategia y logística, las claves.
Vacuna Covid: cómo se explica el exitoso modelo de Chile y las diferencias con Argentina

12/03/2021 16:51 Actualizado al 12/03/2021 16:51

La vecindad, el innegable puente cultural y la historia compartida suelen dar una imagen confusa de los parecidos entre Chile y Argentina. La campaña de vacunación contra el coronavirus derribó cualquier ilusión de semejanza en el tintero. Del lado allá recibieron casi 11 millones de dosis. Del lado de acá, algo más de un tercio. Del lado de allá llevan aplicadas casi 27 vacunas por cada 100 habitantes. Acá, menos de 4. ¿El agravante? La población chilena es el 41% de la nuestra. ¿Cómo se explica tanta diferencia?

Aunque compararnos con terceros no es la mejor vía para la autosuperación (tema debatido cuando el Presidente Alberto Fernández -filminas en mano- destacaba la contención local del coronavirus frente a los colapsos sanitarios de otras latitudes), si de gestión institucional se trata, podría ser un parámetro válido. Ver un modelo alternativo. Intentar, en alguna medida, incorporarlo.

Además, cuesta mirar al oeste y tragar el sapo de que Chile aplicó vacunas contra el coronavirus al 26% de su población en casi el mismo tiempo que nosotros. Cuesta entender que ya tengan aterrizadas y stockeadas todas las partidas de vacunas para completar, a fines de marzo, la inmunización de todos los grupos de riesgo. Es el 32% del país. Incluye a mayores de 18 con comorbilidades y a todos los mayores de 60 años.

Acá cortamos clavos esperando un vuelo con algún lote, elucubrando esperanzas del tipo ' capaz ahora me toque', antes de que la alta meseta de más de 7.000 infectados diarios se transforme en una real segunda ola.

Flaquezas

Del juego de las diferencias con Chile sobresale el tema de la comunicación. Mientras las bases de datos del sistema chileno de información SAS ofrecieron desde el primer día todos los detalles del escenario de inmunización contra el Covid (desde quiénes y de qué jurisdicciones se vacunaron, hasta cuántas dosis fueron administradas por marca), Argentina incorporó el Monitor Público de Vacunación como paliativo del escandaloso vacunatorio VIP.

Ahora bien, ¿cuál es la génesis de la débil campaña de vacunación de Argentina, país respetado regionalmente por su completísimo calendario oficial de vacunas? Habría que ir a los primeros meses de la pandemia, cuando -usando una expresión de varios sanitaristas en este año de pandemia- 'dormimos'.

Mayo fue el mes en que países como Chile empezaron a trazar acuerdos de precompra con las farmacéuticas. Según explicó a este medio Paula Daza, subsecretaria de Salud Pública de Chile, 'todo se preparó con mucha antelación... en mayo y junio se iniciaron las conversaciones para firmar acuerdos con distintos laboratorios, lo que permitió, hoy, tener esta cantidad de dosis'.

Los acuerdos implicaron desembolsos de dinero (nadie sabe los montos) para impulsar los desarrollos, a cambio de la garantía de las compañías de priorizar al virtual 'inversor' cuando estuvieran listas las dosis. La ecuación chilena fue ' mientras más acuerdos se firmen, mejor'.

Reputación

Según Adolfo Rubinstein, ex ministro de Salud y magister en Epidemiología Clínica, la dificultad del Gobierno para avanzar de ese modo tiene varias aristas: 'Por un lado, en comparación a Chile, Argentina es un comprador poco confiable. Eso no te lo podés sacar de encima. Un país que estuvo en default veinte veces, que tuvo que reformular su deuda... no es confiable para las farmacéuticas. Además, mientras otros compraron por adelantado, Argentina no tiene los dólares, una evidente restricción macroeconómica que nos pone en desventaja'.

Rubinstein recordó cuando Ginés González García (ex ministro de Salud desde el 20 de febrero) admitió el desplome de la negociación con Pfizer -una de las mayores farmacéuticas del mundo- con la justificación de que habían querido imponer 'condiciones inaceptables'.

Hace unos días, fuentes de Presidencia de la Nación le confirmaron a Clarín los dichos del ministro desplazado: aseguraron que Pfizer pidió incluir en el contrato garantías desmedidas, bajo la forma de activos soberanos.

Un reciente informe de la Red de Periodistas de América Latina para la Transparencia y la Anticorrupción (PALTA) difundido por La Nación profundizó en el tema e informó que hubo imposiciones de este tenor de parte de varias farmacéuticas, en distintos países de la región que, para colmo, habrían modificado sus leyes para darle el gusto a los desarrolladores de vacunas. ¿Chile cedió a esas presiones?

Si bien los contratos son confidenciales y no se puede descartar que la compañía haya buscado imponer sus reglas, fuentes reservadas del Gobierno chileno aseguraron a Clarín que el contrato final con Pfizer no incluyó cláusulas de esa magnitud.

Se desprende, así, que la diferencia en el trato 'del lado de acá' y 'del lado de allá' tiene que ver con la endeble reputación argentina frente a los organismos económicos internacionales.

Precompra

Según Rubinstein, además, ' Argentina se casó con la vacuna Sputnik V. Cuando empezó a naufragar el acuerdo comercial con Pfizer y AstraZeneca anunció que tenía tan retrasada la producción que para el verano no habría vacunas, se quedaron muy pegados a la promesa del Centro Gamaleya '.

'En cuanto a las vacunas de China, no las gestionaron. Durmieron', apuntó, y matizó: 'La Sinopharm es una vacuna sensiblemente más cara, pero se podría haber acordado algo más temprano. De todos modos, aunque son todas conjeturas, uno creería que China negocia fuerte, en el sentido de decir ' Yo te doy... ¿vos qué me das?'. Lo mismo, Rusia. Hay un enorme componente geopolítico que excede lo sanitario'.

En base a los datos que nuclea el Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad Duke (Estados Unidos), Chile hizo cuatro acuerdos de precompra por 34 millones de dosis, suficientes para cubrir la vacunación de toda la población mayor de 16 años. Y tienen acuerdos vigentes por 60 millones de dosis para futuras olas de Covid.

¿El detalle? Con Sinovac cerraron en 14 millones de dosis, de las que para fines de marzo habrán llegado 12 millones. Con Oxford-AstraZeneca, 6 millones (que, a diferencia de Argentina, llegarían a Chile desde Corea del Sur), de las cuales 1.620.000 corresponden al fondo COVAX y el resto son acuerdos particulares. Con Pfizer, 10 millones de dosis, que deberían haber llegado para junio de este año.

Además negocian unidosis con Janssen (4 millones) y con Cansino (1,2 millones), y hay un diálogo preliminar con el Centro Gamaleya.

Al este

La foto de este lado es desoladora. La Universidad de Duke recuerda que Argentina tiene comprometidas 47 millones de dosis, cifra corta para cubrir a la población mayor de 18 años (que exigiría 60 millones), pero que daría para más de un brindis, si pudiera concretarse. Al cierre de esta nota habían llegado a la Argentina 4.050.540 dosis.

Muchos ponen fichas en Sputnik V, que se comprometió con 20 millones de dosis, pero su producción está claramente sobrevendida y sólo llegaron 2,5 millones de dosis (redondeando). En cuanto a AstraZeneca-Covishield, con las 580.000 que llegaron estamos aún lejos de las 22 millones de dosis pautadas.

Además, hace menos de un mes arribaron (gracias a un acuerdo de compra reciente) 1 millón de dosis de Sinopharm, que la ANMAT no autorizó -por ahora, por falta de evidencia científica- para mayores de 60 años. Y este jueves se confirmó la firma de un acuerdo por 3 millones de dosis más.

Por último, del fondo COVAX (para la distribución equitativa de vacunas), en teoría, iban a venir 9 millones de dosis este mes. En la realidad serán menos de 2 millones, antes de mayo. El fondo ya está distribuyendo vacunas en otros países de la región, pero todavía no informó cuándo lo hará con Argentina.

Logística

'Ojo que no estamos peor en todo. En cuanto a los dispositivos sanitarios de complejidad, Argentina está mucho mejor que Chile. El tema son los dispositivos primarios, que ahí funcionan mucho mejor', remarcó Rubinstein.

Más allá de los cuestionamientos a la división tripartita de la Salud (las esferas nacional, provincial y municipal) y sin contar las pujas de estos meses entre el Gobierno y las obras sociales y prepagas, la gestión de la pandemia, en general, y el plan de vacunación, en particular, hicieron honor al sistema federal: vinieron estando sujetos a la organización de las provincias.

O a su desorganización, como se pudo ver a fines de febrero en la ciudad de Buenos Aires, con el famoso ' turnero disfuncional', y también cuando este martes se presenció una dantesca demostración de inoperancia para vacunar a mayores de 80 años.

En Chile, el plan de vacunación no requirió ni requiere inscripción. No hay turnero.

Así lo detalló Daza: 'El Gobierno comunica semanalmente el calendario, según los grupos objetivo que se definieron con un consejo de vacunas externo al Ministerio de Salud. El sistema de atención primaria nos permite llegar a todas las personas, incluso las más alejadas, ya que tienen experiencia en programas de inoculación anteriores'.

En la práctica, por ejemplo, este lunes fue el turno de personas con comorbilidades, de 58 y 59 años. El martes, con comorbilidades, pero de 56 y 57 años. El miércoles, de 54 y 55 años. Y así.

Los contrastes entre Argentina y Chile son incontables. Allá, buena parte de la atención primaria recae en los municipios. Desde esa esfera se les hace llegar a los consultorios 15 dólares por persona, cada mes. Los consultorios, así, quieren sumar pacientes, cosa de aumentar el subsidio. Es un modelo. El sistema busca a la gente. No al revés.

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