Con la ratificación a Koeman, Laporta no solo falta a su promesa de defender la filosofía e identidad del Barça, también avala la mediocridad y pretextos de un entrenador que le hizo creer que hace lo que se puede y no alcanza para más.

Como político en campaña, antes de regresar a la presidencia del FC Barcelona, Joan Laporta se cansó de prometer y prometer.

El directivo representaba esperanza pura para el barcelonismo luego de un pasado exitoso al mando del club, y tras una gestión por demás polémica y desastrosa de su antecesor, Josep María Bartomeu. Además, en teoría era imposible que el Barça cayera más bajo... Solo en teoría.

Aquí vale la pena recordar una advertencia que lanzó en su momento Víctor Font, oponente de Laporta en las elecciones rumbo a la presidencia del Barça, pues dijo que su rival no había presentado ante los socios proyecto alguno ni mucho menos planteado cómo resolvería el desastre —económico y deportivo— con el que se iba a encontrar en caso de ganar en las votaciones.

La ‘propuesta’ de Laporta era apelar al recuerdo de su primera administración en el equipo. Entonces, no hubo propuesta.

El tiempo le dio la razón a Font. Laporta ganó porque es Laporta, pero más allá de promesas huecas, la realidad indica que está rebasado y sin argumentos para frenar una debacle histórica del Barcelona.

En innumerables ocasiones garantizó la continuidad de Messi... Advirtió que las derrotas tendrían consecuencias... Presumió que la filosofía de juego que a lo largo de los años ha dotado de una identidad al club, sería intocable... Y aseguró que pese a atravesar por tiempos difíciles, el Barça sería contendiente a los títulos en juego.

¿Por qué deuda hay que empezar? La de Leo es imperdonable, pues fue incapaz de siquiera hacer bien las cuentas en el tema económico, y sobre todo de ejecutar para que el argentino no tuviera que marcharse como sucedió.

Las derrotas y sobre todo la manera en que se consiguen no solo no tienen consecuencias, si no que son avaladas por el presidente del club que, de forma increíble, ratificó a Ronald Koeman como técnico, con todo y que salta a la vista de cualquiera que el equipo cada vez juega peor.

¿Filosofía, sistema, estilo? ¿Cuáles? El entrenador holandés ha declarado abiertamente que no le interesan, y ni falta que hacía que lo dijera, porque en cada partido resulta evidente. El Barça es un equipo vulgar que juega a lo que salga, y no hay que ir tan lejos para ejemplificarlo: ante el Granada hace un par de semanas en el Camp Nou, Ronald Araújo y Gerard Piqué acabaron como delanteros a la caza de pelotazos en el área. Sí, en casa y contra el Granada.

Y ante el desastre, el directivo ya modificó su discurso argumentando que lo que está viviendo el club es un “escenario contemplado”, por lo que pide apoyo a la afición y luce resignado ante la mediocridad de su técnico y un plantel que no tiene guía ni recursos.

Resulta incomprensible que cuando se daba como un hecho la salida de Koeman, el presidente apareciera en público para ratificarlo antes del encuentro ante el Atlético de Madrid.

Barcelona llegaba de ser goleado por el Bayern Munich sin hacer ni un tiro al arco; de empatar a duras penas ante oponentes tan endebles como el Granada y el Cádiz; y de otro papelón en Champions ahora ante el Benfica, equipo que en lo absoluto es una potencia en Europa, ni mucho menos pertenece a una liga de primer nivel.

Con todo y eso la ocurrencia de Laporta fue darle el espaldarazo a un entrenador que ha desafiado su autoridad, que lo ha cuestionado en público y que ha tomado decisiones sin consultarle. El nuevo golpe de realidad tras la ratificación de Koeman fue el 2-0 del Atlético de Madrid.

¿Por qué cambió el escenario y cuando parecía que Koeman tenía las horas contadas en el club, Laporta modificó su parecer? Solo el presiente lo sabe, pero la gravedad de mantenerlo resultará incalculable.

Todo indica que el no despido no pasa por un tema de dinero, pues en fechas recientes se afirmó que los 12 millones para finiquitar a Koeman estaban al alcance del club.

Lo cierto y triste para el Barça y sus millones de seguidores alrededor del mundo es que Laporta convirtió en realidad el discurso engañoso del entrenador: “es lo que hay; con este plantel no se puede aspirar a pelear LaLiga; es imposible aplicar un sistema de juego si no hay extremos; llegamos varias veces y lamentablemente no cayó el gol”, etcétera, etcétera.

Koeman finge y engaña con apariencia de verdad, porque más allá de que la salida de Messi afectó de sobremanera, y de que el plantel tiene limitaciones, eso no se traduce en que no puede intentar jugar bien, competir, y sobre todo que se vea trabajo, el dominio de un sistema, la apuesta por un estilo. Con Koeman no hay nada de eso ni lo habrá, y es lo que Laporta está avalando al ratificar a este personaje.

Hoy en día, sumido en una crisis que ha empeorado con relación a lo que dejó Bartomeu, el Barcelona está en manos de un presidente lleno de ocurrencias que un día dice una cosa y al siguiente modifica de forma radical su postura; y de un técnico impostor que miente y se victimiza para hacer creer que hace lo que se puede y no alcanza para más... Pobre FC Barcelona.

Fuente: espndeportes.espn.com