Los habitantes de Pakalna acusan que los indocumentados hondureños son responsables de violaciones, asaltos y tráfico de droga.

La amenaza de linchamiento es directa. Los habitantes de Pakalna, en el municipio de Palenque, Chiapas, usaron como armas la discriminación y la intimidación para cerrar a migrantes la casa del caminante Jtactic, Samuel Ruíz García. Para el pueblo maya, habitado por más de 7 mil personas, los indocumentados hondureños son responsables de violaciones, asaltos y tráfico de droga.

“Vecinos unidos contra la delincuencia. Si te sorprendemos robando ¡serás linchado!, ¡si eres hondureño, en esta colonia ya no eres bienvenido…sigue tu camino! Te estamos observando”, se lee en mantas que cuelgan de postes de luz, calles y parques recreativos.

Para el presidente de barrios y colonias, Leopoldo Contreras, la inconformidad no tiene intereses políticos, sino el hartazgo de la sociedad “invadida por violencia”. Aseguró que las autoridades federales saben del disgusto social, pero tampoco han hecho nada por cerrar y reubicar el albergue en disputa.

“El sacerdote (Alberto Gómez) como tiene peso y es amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues se le hace fácil perjudicar a Pakalna (…) no los despreciamos, al contrario, los hemos apoyado (a migrantes) con trabajo y comida. Queremos que lo cierren, los quiten, los reubiquen y punto”, dijo el líder de colonos.

"Uno viene con una ilusión de venir a descansar"

Es la segunda ocasión que los habitantes se enfurecen y atacan a los migrantes centroamericanos, pues en marzo de 2020, sacaron a golpes a 130 migrantes que habían sido reubicados de Tabasco al auditorio del parque central de Pakalna.

Aquí los indocumentados llegan exhaustos, hambrientos, sin zapatos, buscan descansar, pero el refugio no está disponible; de modo que duermen en la calle entre la lluvia y muchos delinquen por falta de hambre y trabajo.

“Uno viene con una ilusión de venir a descansar por lo menos un día o unos dos días y venimos a ver la casa de migrantes cerrada, así como anoche fue una situación crítica para nosotros porque llovió”, contó Javier, un hondureño quien caminó cuatro días entre la selva.

Luis, otro hondureño que pasó la noche del viernes tumbado en la banqueta, lamentó que la casa de migrantes haya dejado de socorrerlos, se quedó sin zapatos y su ropa está mojada por la lluvia. 

“En la viña del Señor hay de todo, hay buenos y malos, y lastimosamente los que vienen con esas intenciones de hacer daño nos arruinan la trayectoria a quienes venimos en paz y con la ilusión de encontrar derroteros mejores para nuestras vidas personales y familiares”, dijo.

La crisis migratoria en la frontera norte y la pandemia complicaron el panorama para este refugio con nueve años de asistencia humanitaria, que primero restringió su capacidad por covid-19 y ahora cerró para los hondureños.  Para el director del refugio, el cura Alberto Gómez, el mensaje de amenaza viene de “algunos líderes políticos”.

“Hubo un grupo muy beligerante el cual mandaba cadenas pidiendo que la gente acudiera con palos, con machetes al albergue, como si nosotros fuéramos unos maleantes. Solo quiero decirle que sí está documentado ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y también en una averiguación previa (las amenazas), manifestó.

Campañas de odio e intolerancia xenofóbica

Líderes religiosos en Chiapas externaron preocupación de más ataques y amenazas, por lo que exigieron a las autoridades federales garantías de seguridad para reabrir sus puertas. Ante a los agravios, los ministros católicos urgieron a las autoridades competentes la aplicación de medidas cautelares para salvaguardar la integridad física de quienes sirven en ese albergue y en el resto de Chiapas.

“Estamos convencidos que urge unir esfuerzos para atender lo mejor posible a los migrantes con políticas y acciones claras y concretas que respeten su dignidad”, dice el exhorto de los Obispos de Chiapas que enviaron a las autoridades federales y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Los religiosos consignaron que han documentado ante las instancias federales y organismos de derechos humanos, evidencias de “las campañas de odio y de intolerancia xenofóbica”, para obligar al cierre del albergue, el cual se ve como si fuera la causa de la inseguridad y “problemática social” que se vive en las colonias próximas a Pakalna.

“Se necesita implementar un segundo albergue porque ya es incapaz de recibir tanta gente. El flujo migratorio seguirá creciendo, y no es verdad que quitando la casa del migrante se va a acabar el flujo. Entonces, queremos garantizar la integridad tanto de nuestros colaboradores, como de las personas que acudan eventualmente a nuestro albergue”, manifestó el sacerdote Alberto Gómez.

El conflicto permanece estancado en medio de la transición del nuevo gobierno municipal y un primer diálogo con autoridades federales que fracasó por falta de acuerdos. A decir del secretario del Ayuntamiento en Palenque, Felipe Peñate, el término “conflicto”, no existe porque “son las manifestaciones sentidas de los habitantes de las colonias”, justificó.

​IR


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