El sueco celebra este domingo su cumpleaños con las mismas ganas de seguir triunfando. El final de su carrera extraordinaria todavía no tiene fecha. Por suerte.

"Ibrahimovic es eterno". Stefano Pioli, técnico del Milan, resumió perfectamente lo que todos imaginamos cuando Zlatan aparece en el césped. No lo hace ya con la constancia que quisiera, porque, como ha reconocido, "no es Superman", pero el sueco nunca da la sensación de estar pensando en retirarse a pesar de los 40 años que celebra hoy.

Repasar su carrera es leer los números de un ganador nato, un trozo de historia del fútbol. Y vale, no ha ganado la Champions, pero medir un talento tan grande solo con eso es injusto. Tampoco Maradona lo hizo. Su impresionante palmarés habla claro: dos ligas, una Copa y una Supercopa en Holanda, cuatro scudetti y tres Supercopas en Italia, dos Supercopas y una liga de España, cuatro Ligue1, tres Supercopas, tres Copas de la Liga y dos Copas de Francia, un Community Shield y una Copa de la Liga en Inglaterra, una Supercopa UEFA, una Europa League, un Mundial de Clubes… Y a esos títulos, hay que añadirle un enorme listado de récords. Nadie, por ejemplo, ha logrado ganar 11 ligas en cuatro países distintos, y nadie con 38 años y 302 días había marcado 10 goles en un curso de Serie A.

Jugó hasta ahora 836 partidos en los clubes, realizando 503 goles, y 118 con Suecia, con 62 tantos. Nunca ganó el Balón de Oro, pero con su habitual descaro afirmó que no lo echa de menos: "Más bien, creo que es lo contrario". Supo jugar con su carácter, mezclando el enorme ego que formó en el complicado barrio donde ha crecido ("Puedes sacar al chico de Rosengard pero no puedes sacar a Rosengard del chico") con una gran dosis de autoironía. Su faceta de ‘Dios’ la llevó hasta al escenario del teatro Ariston durante el festival de Sanremo, aunque allí también mostró su lado más humano, con una timidez inesperada. Que gustó mucho.

Es que, quizás, el mejor lado de Zlatan es el que no se ve. Más allá de las polémicas, las peleas (las amenazas con Van der Vaart, los puñetazos con Onyewu, el durísimo cara a cara con Lukaku), los que trabajan con Ibrahimovic relatan un chico único. No es casualidad que, desde su regreso, el Milan salió de su crisis, logró volver a soñar con el Scudetto y se clasificó a la Champions siete años después.

Como confesó a AS Brahim Díaz, que le considera "un hermano mayor", el sueco marca la diferencia "juegue o no" solo con su presencia, su profesionalidad, sus ganas y su capacidad de crear un grupo unido e inquebrantable. La última muestra de eso llegó justo con su cumpleaños, celebrado con dos días de antelación por poder hacerlo con todos los que trabajan en Milanello, algo que hoy hubiera sido imposible.

Para volver a verle en el césped tendremos que esperar a que pase el parón, y no hay ninguna duda: seguirá siendo decisivo, como lo ha sido en el Malmoe, el Ajax, la Juve, el Inter, el Barça, el PSG, el Manchester United, el LA Galaxy y en el Milan, donde ha marcado 29 goles en los 48 partidos que ha disputado desde su regreso en 2020. Verle jugar prolonga la juventud de los que le han admirado en los últimos 20 años. Pues ojalá sea eterno, como dice Pioli.

Fuente: as.com