Jessica Frías recordó que el día del asesinato, decidieron ir por separado a su consultorio, ya que no sólo eran esposos, sino que también eran equipo de trabaj

En marzo de este año se casaron y ambos deseaban ser padres. El 2 de septiembre pasado, Jessica Frías Guillén y su esposo, el neurocirujano José Raúl Guerra Mora, desayunaron juntos en casa. Ella esperaba el resultado de la prueba PCR para saber si tenía covid-19 y él iría a su consultorio, en el HMG Coyoacán

Antes de salir, el doctor le dijo que la amaba y que la vería más tarde, pero en el camino a la clínica, el médico fue asesinado de al menos 16 balazos desde una moto, cuando hablaba por teléfono con su mamá, a quien le gritaba: “¡Me están asaltando!”; la señora escuchó los disparos.

Ha pasado un mes de ello. Jessica se nota fuerte; el impulso de justicia para su esposo y el amor que le tiene la mantienen de pie. El día de los hechos, el doctor manejaba un automóvil BMW sobre la avenida División del Norte, a la altura de la calle Árbol de Fuego, en la alcaldía Coyoacán. En la escena sólo estaba el auto y los casquillos; el cuerpo ya había sido retirado del lugar cuando Jessica supo lo ocurrido.

“Sigo sin creerlo, sigo sin entender y creyendo que esto no es posible porque por más que le busco y doy vueltas me pregunto por qué matar a alguien que daba la vida sin pensarlo.
"No sólo se llevaron a Raúl, se llevaron a mi esposo, a mi mejor amigo, a mi compañero de vida. Teníamos tantos planes, motivos y tener una familia, literal nos dedicamos a estudiar y trabajar para tener un buen patrimonio, una bonita familia y me quitaron todo; me arrebataron todo”, dice Jessica en entrevista con MILENIO.

Raúl y Jessica, quien es anestesióloga, siempre estaban juntos porque también eran equipo de trabajo, pero ese día no fueron juntos al hospital. La madre del doctor le llamó diciéndole que algo le había pasado al joven.

Tras la alerta, Jessica recordó que el automóvil tenía GPS y cuando vio que el BMW estaba parado sobre avenida División del Norte, es decir, muy cerca del hospital donde trabajaban, ella llamó a otros amigos que estaban en el consultorio para que vieran qué había pasado, “porque a Raúl lo estaban asaltando”.

“Sigo sin entender y es algo inexplicable cómo es que a plena luz del día, en una avenida tan concurrida, le hayan dado más de 16 disparos ¡Más de 16 disparos a alguien que sólo se dedicó toda su vida a estudiar, a trabajar y a darle la atención a sus pacientes!”, mencionó.

La anestesióloga comenta que no imagina “el dolor físico y mental” con el que murió su esposo, un hombre a quien “le apasionaban los tumores cerebrales”. No obstante, cuando ocurrió el ataque al doctor no le quitaron ninguna de sus pertenencias.

“Yo lo único que decía era por favor, que esté vivo; por favor, que esté vivo, porque yo decía si no se llevaron su carro y si su celular sigue sonando, entonces algo está mal. ¿Qué se llevaron? Me marcó un amigo y me dijo que Raúl ya había fallecido. No lo podía creer porque yo lo acababa de ver, yo acababa de desayunar con él y le había dicho que lo amaba mucho”, dice conteniendo el llanto.

El día del asesinato, la SSC informó que tras realizar el análisis de las cámaras de videovigilancia de la Ciudad de México se supo que los posibles responsables viajaban a bordo de una motocicleta de pista color blanco con rojo.

Dicha unidad, a través de un cerco virtual, fue ubicada en la calle Hidalgo y cerrada de calle Hidalgo, donde un equipo de trabajo se aproximó y notó a dos hombres que se encontraban en el sitio, quienes al notar la presencia policial abandonaron la unidad e intentaron alejarse, por lo que les dieron alcance y tras una revisión preventiva, se les hallaron 25 dosis de aparente droga.

Al ser cuestionados sobre el homicidio del neurocirujano, los jóvenes de 25 y 28 años cayeron en constantes contradicciones y se tornaron visiblemente nerviosos, por lo que ambos fueron detenidos y trasladados ante el agente del Ministerio Público.

Los detenidos fueron identificados como Eduardo 'N' y Cristian 'N', quienes fueron vinculados a proceso por un juez de control, pero con su proceso en libertad. Durante la audiencia inicial, el juzgador calificó como legal su aprehensión. No obstante, solamente fueron imputados por delitos contra la salud en modalidad de narcomenudeo y se fijó un mes para el cierre de la investigación complementaria. A ambos se les dictó la medida cautelar de firma periódica para la cual tendrían que acudir mensualmente a la Unidad de Supervisión de Medidas Cautelares.

El 20 de septiembre, amigos y familiares de José Raúl Guerra Mora protestaron frente a Palacio Nacional en Ciudad de México para exigir justicia por su asesinato, pero al no ser atendidos optaron por cerrar la vialidad en Eje Central. Tras esta movilización finalmente fueron recibidos por Ernestina Godoy, fiscal General de Justicia capitalina y Omar García Harfuch, jefe de la policía.

José Raúl Guerra Mora estudió licenciatura en médico cirujano en la Facultad Mexicana de Medicina, de la Universidad La Salle y obtuvo la cédula profesional 7263545. Fue profesor asociado en las cátedras de biología molecular, farmacología y microbiología en la misma universidad, y profesor asociado de la cátedra de Fisiopatología en la Escuela Médico Naval.

En la memoria de Jessica queda una imagen de Raúl como aquel estudiante “noño” y que la enamoró por esa pasión a la medicina y a darlo todo por sus pacientes. Aquel 2 de septiembre, recuerda Jessica, se besaron y convivieron con Tomate, un perro que tenían en casa.

“Vimos que mi prueba PCR había salido negativa y me dijo que me quedara a descansar. Le dije ‘sí, tienes razón, al rato nos vemos’. Tomó su mochila, le metí su computadora en la mochila, se regresó por las llaves de la casa; le dije ¡te amo mucho! y él ‘¡yo te amo más!’, lo abracé y le dije nos vemos al ratito. Gracias a la vida y gracias a Dios que me dio la oportunidad de despedirme de él”, recordó.

El médico nunca le mencionó que tenía miedo alguno o que fuese amenazado; en tanto la investigación continúa en manos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, pero de los responsables no se tiene dato alguno. Víctor Manuel Sandoval, abogado de la familia, hizo un llamado a que “cualquier persona que haya sido testigo, que tenga alguna foto o video, alguna declaración (de los hechos), lo hagan saber porque todo es importante para poder conocer la verdad de lo que sucedió”.

El litigante comentó que tras la reunión con Omar García Harfuch y Ernestina Godoy, estos “dieron su palabra de que iban a hacer todo lo posible por esclarecer el caso”, pues desde el crimen, dice, “no había ningún tipo de acercamiento, no había información, no había diligencias; entonces sí hubo como más de 14 o 16 días que se perdieron ahí y había un hermetismo”.

“No queremos que quede como un hecho aislado, no queremos que quede como un caso más, queremos solución y vamos a presionar la autoridad para que haga su trabajo y vamos a presionar a la autoridad para que nos dé resultados. Desde luego que queremos saber la verdad y no queremos que nos fabriquen culpables, queremos saber quién fue la persona que privó de la vida al doctor”, dijo.

FLC

Fuente: milenio.com