La Selección de México está próxima a afrontar una nueva triple jornada de eliminatorias, pero en el territorio nacional no solo se habla de fútbol, sino que en las últimas horas rondó un escándalo alrededor del Tata Martino.

La Selección de México está próxima a afrontar una nueva triple jornada de eliminatorias, pero en el territorio nacional no solo se habla de fútbol, sino que en las últimas horas rondó un escándalo alrededor del Tata Martino.

Imagen de  Marcos Bishop

Clasificar a la próxima Copa del Mundo se convirtió en el gran objetivo de la Selección de México, luego de lo que fueron las duras derrotas en las finales de la Liga de Naciones y en la Copa de Oro ante los Estados Unidos.

Para dar vuelta rápidamente la página, el Tri encaró el inicio de las eliminatorias con sus mejores jugadores y logró cosechar dos victorias y un empate en los primeros tres partidos, manteniéndose como líder e invicto hasta el momento.

Sin la presencia de grandes nombres como Hirving Lozano (lesionado) y Raúl Jiménez (bloqueado por el gobierno británico), el equipo demostró tener las armas necesarias como para dar competencia en los juegos frente a Jamaica, Costa Rica y Panamá.

En el próximo mes de octubre, donde se espera contar con aquellos que no pudieron jugar, los Aztecas tendrán que verse las caras ante Canadá, Honduras y El Salvador, sabiendo que de obtener los nueve puntos en juego podrían tener un pie en Qatar 2022.

Antes de presentar la lista de convocados, en territorio nacional comenzaron a circular imágenes que provocaron un fuerte escándalo con respecto a Gerardo Martino, quien se vio expuesto a un rotundo cambio de imagen.

Desde que asumió en 2019, el entrenador modificó de manera notoria su rostro, dejando en claro lo desgastante y estresante que es el puesto que ocupa, llegando al punto de envejecer casi diez años en tan solo dos.

IMAGEN DE ALDEA DEPORTIVA

Las fotografías comparativas desde el día de asunción hasta lo que fue mediados de julio de este año son irrefutables, causando pánico entre los aficionados por no poder hacer nada para ayudarlo, solo observando cómo es que se va deteriorando por su responsabilidad.


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